Podemos
pensar que después de haber pasado una mala etapa en nuestra vida, ya la vamos
a superar y no volveremos a pasar por lo mismo, pero no necesariamente.
Todos
llegamos a un punto en el que a veces necesitamos tocar fondo, para ver qué es
lo que nos está pasando o que estamos haciendo con nuestra vida… Si lo estamos
haciendo bien o mal.
Pero
qué tan dispuesto estas a hundirte para darte cuenta de que tan mal estas?
Realmente si en un punto de
nuestra vida, tenemos un problema de salud, un problema anímico, psicológico, o
algo así por estilo, y sentimos que no podemos solos, no dejemos pasar más
tiempo hasta que tal vez sea muy tarde, busquemos ayuda y no solamente en
nosotros mismos, a veces no podemos solos, y ocupamos a alguien más que nos
diga o al menos nos oriente que es lo que lo que nos está matando. Puede que se
trate de una adicción, un vicio, ya sea drogas o alcohol, un problema obsesivo
compulsivo, un problema físico que está dañando nuestra parte emocional, como
una anorexia por ejemplo.
O tal vez uno de los más
comunes: un trastorno depresivo, que te está llevando lejos y que vos solo no
estas pudiendo controlar. Y te está inclinando a pensar en cosas que no queres
en el fondo, o hacerte daño, e inclusive daño a los demás. Y si, quizá ya te atendiste, estuviste un tiempo bien,
pero recaíste, pero es de humanos equivocarnos, tropezar levantarnos y caer de
nuevo, lo importante es levantarte. Pero también vas a llegar a un punto en el
que decís que ya es suficiente, y que debes mantenerte en pie; y es ahí el
momento donde debes pensar en que es lo que estas fallando…
Todos
tenemos derecho a oportunidades en la vida, pero el punto es… ¿Cuántas oportunidades
tenemos?
Nos
leemos en la próxima
Buenas
vibras….
Ah!
Tal vez esta canción de los Enanitos verdes te incline un poco a pensar sobre
esto…